nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado,
no me importa lo que has hecho, lo que hacés ni lo que harás;
los favores recibidos creo habértelos pagado
y si alguna deuda chica sin querer se había olvidado
en la cuenta del otario que tenés se la cargas.

mientras tanto, que tus triunfos, pobres triunfos pasajeros,
sean una larga fila de riquezas y placer